¿Quién dijo que los RSS estaban muertos?
Mucho antes de que Google Reader desapareciera, ya había “gurús” de la prensa tecnológica que daban por muerto al formato. La agregación de contenidos mediante protocolos como Atom o RSS y aplicaciones varias estaba “en vías de extinción”, decían, y explicaban su fracaso con una supuesta complejidad que habría impedido su adopción masiva; y explicaban su obsolescencia con herramientas más “de hoy en día”, léase redes sociales.
Es cierto que las redes sociales se han convertido en la principal fuente de noticias para muchos millones de usuarios. ¿Más de los que usan lectores RSS? Es muy probable.
Sin embargo, que la mejor herramienta para un propósito determinado no sea la más utilizada no significa que vaya a desaparecer, ni mucho menos que deba desaparecer.
En pleno 2016 los RSS están más vivos que nunca y la razón se acaba de señalar: siguen siendo la mejor herramienta de su categoría.
También es cierto que términos como protocolos, agregadores, redifusión, sindicación, feeds y demás jerga no ayuda a abrir mercado entre el gran público, cuando se podría despachar la cuestión con un “lectores de noticias“; y que RSS haga las veces de sinónimo del formato al completo -tecnología de servidor y cliente- lo complica, porque como se ha mencionado, no es el único protocolo de su clase, aunque sea el más extendido.
Así pues, simplifiquemos, pero con especificidad: lectores RSS. ¿Por qué son la mejor forma de seguir y disfrutar de las publicaciones que a uno le interesan? Por partes:
Facilidad
Lo de que los RSS son para “gente que entiende” es falso. Los RSS son un delos métodos para recibir y consumir contenidos más simple que hay, y es que la tarea de buscar fuentes y agregarlas funciona como es de esperar: buscas y te suscribes; o te suscribes directamente escribiendo la URL del sitio, válido en la mayoría de aplicaciones; o vas a la página a la que te quieras suscribir y te fijas en la botonera social, porque seguramente junto a los iconos de Facebook, Twitter, etc, veas el inequívoco símbolo de RSS.
Utilizar un lector RSS no es más difícil que utilizar WhatsApp, y desde luego es mucho más sencillo que utilizar una red social.
Los lectores de RSS incluyen asimismo opciones para compartir artículos accesibles a todo el mundo y si hablamos de servicios en la nube, hasta interacciones sociales -si se desea- y recomendaciones basadas en los sitios que ya se sigan, generando así una vida sin ruido que encantará a quienes espanta el eco social.
Comodidad y control
Nada ha cambiado. Los RSS surgieron para facilitar la vida a quien sigue múltiples fuentes de información y no se han movido de tal premisa.
Poder seguir todo o casi todo lo que a uno le gusta desde el mismo sitio, desde la misma aplicación, es su gran valor. Y no solo seguir, cual Twitter; en muchos casos también es posible consumir la noticia o el contenido que se tercie sin salir del propio lector.
Esto último dependerá de la página web en cuestión, de si ofrece RSS “abiertos” o “capados”, permitiendo leer el artículo completo o solo el titular y un fragmento, respectivamente. En MuyComputer y el resto de publicaciones de TPNet, por ejemplo, los RSS los tenemos abiertos.
¿Es una buena práctica para los sitios web dejar los RSS abiertos? Hay opiniones para todos los gustos.
Como veterano usuario de RSS, siempre que me interesa una información acabo entrando en la página porque echo en falta el contexto: la personalidad que le otorga el diseño a cada sitio, las noticias relacionadas que se sirven aparte y sobre todo los comentarios de los usuarios. El hacer un clic más o menos no importa.
Claro que puede coincidir que me pille fuera de casa o la oficina, y entonces no hay mejor manera de seguir al día con lo que se cuece en Internet sin pulir el plan de datos del móvil que vía RSS. Ni siquiera servicios tipo Pocket o Instapaper suponen una mejora sustancial, pues la posibilidad de utilizarse sin conexión es compartida.
Los RSS aportan comodidad en otros aspectos además de unificar la recepción de noticias, y uno elemental es que no es necesario crear cuenta en ningún sitio para servirse de ellos, a excepción de que el propio sitio lo exija. Y ningún sitio que ofrezca sus contenidos en abierto lo hace.
Por lo tanto, el usuario no se ata a nada; e incluso aunque se tratase de un lector RSS en línea, que evidentemente pedirá registro, si cerrara sus puertas como hizo Google Reader, con exportar el archivos de fuentes e importarlo en cualquier otra aplicación el asunto está resuelto.
Los RSS también aportan control para organizar las fuentes como plazca y revisarlas cuando plazca, sin la necesidad de estar permanentemente conectado en el derrotero del social media, en el que las noticias van que vuelan y si no estabas te lo perdiste.
En comparación directa, ni las listas de Twitter reemplazan un buen árbol de categorías o etiquetas, ni el terrible flujo de actualizaciones de Facebook se asemeja a la ordenada y reposada lectura sin distracciones de los RSS, que a su vez disponen de otras opciones con las que mejorar la experiencia.
En otro sentido se podría decir lo mismo de servicios como Flipboard, a priori similares a los lectores RSS.
Implantación masiva y alternativas de todos los colores
Aunque no se vean, los RSS están ahí. Siempre. Aun con algo de polémica a lo largo de su andadura, RSS es un estándar abierto que no pertenece a ninguna empresa y lo más importante, está integrado por defecto en la mayoría de sistemas de gestión de contenidos (CMS) del mercado.
Un CMS es WordPress y solo él gobierna el 25% de Internet; pero hay más: Drupal, Joomla y un sinfín de proyectos en los que predomina el software Open Source, por lo que casi cualquier página con contenido dinámico -actualizaciones constantes tipo blog o portal de información- que se visite ofrecerá redifusión mediante RSS.
De este modo es como se giran las tornas, ya que si bien habrá más gente leyendo sus cosas en Facebook o Twitter, los contenidos fuera de las redes sociales siguen siendo, afortunadamente, mucho más considerables. No todo el mundo está en Facebook o Twitter, y en este último caso lo máximo que se puede esperar es un enlace que lleve a otro sitio.
A sabiendas de la implantación masiva de los RSS, es cuestión de escoger una aplicación y a echar millas. Lectores RSS los hay de toda clase y condición, para cualquier sistema operativo, PC o móvil; como servicios en la nube, extensiones de navegador…
Elegir uno u otro dependerá de la persona y sus circunstancias. A continuación una breve lista de ejemplos y recomendaciones:
- Para Windows 8 y 10 y Windows Phone está Nextgen Reader. Es de pago, pero por 1,99 euros la integración con los sistemas de Microsoft está asegurada.
Sin embargo, estamos en la era de la multiplataforma, del multidispositivo; de ahora me conecto en el sobremesa, luego en el móvil, después en el portátil, tablet, equipos del trabajo… Y la sincronización manda.
Lo contrario es ir de un lado para otro exportando e importando fuentes, y eso es sufrir. Es por ello que la solución ideal para una gran mayoría de usuarios está hoy en día en los servicios en la nube; que sí, requieren registro y hasta pago para acceder a funciones avanzadas, pero ofrecen más ventajas y la posibilidad de cambio no desaparece.
Tras el fin de Google Reader, referencia donde las haya, muchos se apresuraron a tomar posiciones, pero la corona se la ha quedado Feedly.
Por diseño y rendimiento no tiene parangón, y para redondear permite la conexión de aplicaciones de terceros, por lo cual además puede presumir de soporte multiplataforma como pocas, comenzando por cualquier navegador web, pasando por las aplicaciones oficiales y rematando con otras tantas que cuesta enumerarlas.
Como muestra, un botón: Nextgen Reader, Reeder y gReader pueden usarse con la cuenta de Feedly.
Pero mientras que los usuarios básicos apreciarán Feedly, a los avanzados se les quedará corto, en resumen, porque el modelo gratuito limita en exceso las funcionalidades y el precio de suscripción es demasiado caro.
Fuera de Feedly hay un mundo por explorar en el que destacan lectores como el de Digg, Flowreader, The Old Reader o AOL Reader, un diamante en bruto que nunca termina de pulirse. Mención aparte para Inoreader.
Inoreader surgió con la caída de Google Reader y lo que ha progresado solo en el último año, la eleva a la categoría de herramienta para profesionales. Al igual que Feedly es accesible a través de aplicaciones de terceros, sin estar tan extendida; pero no capa funciones básicas en su modelo gratuito y en el de pago dispone de un escalón de precios coherente.
En cuanto a opciones es prolija y cada poco presenta novedades, por lo que haría falta un artículo dedicado para repasar siquiera sus características, no digamos los procederes para sacarles partido. Un detalle: de manera limitada, Inoreader permite seguir cuentas de Facebook, Twitter y Google+.
Y más
Aún hay más, sí. El poder de atracción de los RSS no se restringe a mera aplicación de lectura de blogs y portales de noticias. En este punto cabe recordar que se trata de un protocolo abierto y muy arraigado en Internet que se usa para difundir actualizaciones, y las posibilidades son muchas. Unos ejemplos:
- Agregadores de noticias como Reddit tienen soporte de RSS: en el casode Reddit, para seguir cualquier canal o grupo solo hay que copiar la URL y añadir al final “.rss” (sin las comillas).
- Las suscripciones de YouTube por RSS, claro que sí: exportándolas en bloque o por separado, copiando la URL de un canal.
- Y podcasts, por supuesto: los programas de radio a la carta también se distribuyen por RSS y según la aplicación se pueden reproducir in situ.
- Y torrents: se cuenta que la combinación de BitTorrent y RSS es brutal…
Lo mejor de todo es que los RSS se complementan perfectamente con el uso de redes sociales y quién sabe si las sobrevivirán.
http://www.muycomputer.com/2016/01/rss-2016
Comentarios
Publicar un comentario