La educación en valores: cambiar para el cambio
Más de 400 millones de niños y niñas en todo el mundo se enfrentan cara a cara a la pobreza. En España, nos acercamos peligrosamente a la cifra de 3 millones.
Niños y niñas que participan en el programa Ahora Toca (Cristina Maruri/Ayuda en Acción)
Una realidad que nos obliga a contar necesariamente con nuestros hijos, sobrinos y nietos para que entiendan que está pasando y cómo pueden ayudar a cambiarlo.
El programa educativo Ahora Toca... promueve el aprendizaje de valores como la solidaridad y el compromiso ciudadano, conectándolos con la realidad social.
"Si todas las personas somos iguales... ¿Por qué existen esas diferencias?". Esta pregunta no es fácil de responder si eres un niño y tu amigo de América Latina, con el que te escribes y compartes ilusiones, que tiene la misma edad y sueños que tú, no cuenta con las mismas oportunidades por el simple hecho de haber nacido en una zona escondida para el resto del mundo.
Esta misma pregunta se vuelve todavía más incómoda si el amigo que lo está pasando mal es tu propio compañero de clase.
Desde de su fundación en 1981, en Ayuda en Acción trabajamos la figura del apadrinamiento como una herramienta solidaria que va más allá de la aportación económica.
Uno de los aspectos más significativos en estos años ha sido comprobar cómo los adultos que apadrinan incorporan a los más pequeños de su entorno en la relación con los niños de las comunidades con las que colaboran.
La relación de amistad entre niños de América Latina y España no sólo contribuye a mejorar la situación de vulnerabilidad de miles de niños y familias. Además, aprenden a conocer otras realidades y profundizan sobre el valor de la solidaridad y la amistad. Ese aprendizaje facilita, en gran medida, sus primeras reflexiones sobre la desigualdad, la pobreza y la injusticia.
Javier, de 8 años, pregunta a su padre por qué su amigo Carlos, de Perú, tarda dos horas en llegar a clase o por qué tiene que ayudar en el campo a su familia cuando acaba el colegio.
Paula tiene 6 años y no entiende por qué su amiga Cinthya de El Salvador ha tenido que dejar el colegio y trasladarse con sus hermanos a otro lugar para que sus padres puedan encontrar trabajo.
Nicolás, de 10 años, vive en Cornellá y sus padres no pueden pagar la luz de su casa, ni el comedor que le garantizaba una alimentación equilibrada. No podrá contar a sus compañeros dentro de unos días que se fue de vacaciones.
Estas historias de Perú, El Salvador y España describen la abrumadora realidad en la que viven millones de familias en el mundo.
La pobreza infantil se abre paso sin respetar el pasado, continente o historia. Los datos están ahí y son demoledores. En El Salvador, 7 de cada 10 niños no disfruta de derechos tan básicos como una buena alimentación, una buena salud o una buena vivienda.
En las zonas rurales de Perú, más de un 30% de niños menores de 5 años tiene desnutrición crónica y el 40% sufre algún tipo de anemia. En España, 1 de cada 3 niños viven ya en riesgo de pobreza.
Una vez más, estas cifras no hacen más que confirmar que, en situaciones de desigualdad, los menores siempre salen peor parados. Si se mantienen, ¿qué impacto tendrá en las generaciones venideras?
Es importante que nuestros hijos entiendan que ser diferentes es algo que nos enriquece y que existan diferencias es algo que nos empobrece.
En primer término, a quienes sufren esas desigualdades y finalmente a todos por fracasar en un modelo que nunca terminó de funcionar.
Si los más pequeños no entienden por qué se producen esas diferencias, si no conseguimos que reflexionen desde muy pronto sobre todo lo que les rodea, podrían llegar a aceptar lo que pasa como parte de una herencia natural que prevalece en el tiempo, sin una necesidad real de que nadie lo cambie.
En muchas ocasiones, contamos con los niños como ciudadanos del futuro, sin tener en cuenta que también lo son del presente. El futuro tiene algo de mentira. A medida que parece acercarse, se aleja irremediablemente.
Esta es la realidad para millones de familias que no cuentan con un presente para solucionar su futuro. La infancia tienen derecho a tener una buena alimentación, a ir al colegio, a jugar, etc., pero la realidad es que millones de niños no pueden ir a la escuela, no tienen suficientes alimentos o han de trabajar para ayudar a sus familias.
Afortunadamente, algunas señales resultan esperanzadoras para trabajar cambios que propicien otros cambios. Son muchas las personas sensibilizadas para combatir las situaciones de injusticia que nos golpean.
Por otra parte, la lucha por la dignidad y los derechos, al servicio de aquellos que peor lo están pasando, parece estar más que nunca en la agenda de movimientos sociales y partidos políticos.
Todo ello, arroja algo de luz para volver a lo esencial: la educación en valores como punto de partida.
Desde las ONG, debemos seguir acompañando estos cambios y poner a disposición todas nuestras herramientas, ilusión y experiencia. En Ayuda en Acción nos hemos puesto a ello. Contamos con un innovador proyecto que permite a los más pequeños ser protagonistas del cambio social y que aprendan lo que pueden hacer por mejorar la vida de otras personas.
El Apadrinamiento en Familia combina aprendizaje y diversión. Todo, a través de material educativo y de ocio y de la correspondencia que se intercambian con sus amigos de América Latina, conociendo la realidad de otros lugares del mundo.
Las escuelas son también una parte indispensable en los procesos de transformación social de los niños y las niñas, por eso trabajamos con ellas a través de nuestro programa educativo Ahora Toca..., que ofrece propuestas colectivas, originales y flexibles que involucran a toda la comunidad educativa.
El programa, del que acabamos de lanzar su cuarta edición, pretende ser una herramienta que apoye a los docentes en su tarea de lograr que sus alumnos y alumnas no solo sepan mucho, sino que también sean personas solidarias y comprometidas con el mundo que les rodea.
Tanto en casa como en el aula, es fundamental abrir una nueva ventana al mundo a los niños para que puedan mirarlo de forma diferente: con curiosidad, con responsabilidad y sobre todo con ganas de mejorar las cosas que no funcionan. Para Ayuda en Acción, la educación en valores es nuestra ventana. En definitiva, cambiar para el cambio.
Javier Marsá
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