Protegerse de los primeros baños de sol
En primavera, los rayos de sol ya son lo bastante intensos como para producir daños en la piel, sobre todo en la de los más pequeños
Imagen: zurijeta
Con la llegada del buen tiempo y, para algunos, muchas personas se animan a tomar los primeros baños de sol. Pero hay que tener en cuenta que la exposición a los rayos solares debe hacerse con moderación y de manera paulatina.
Por ello, los especialistas insisten en protegerse con sombreros y gafas de sol y acordarse de las cremas y el protector labial con Factor de Protección (FPS o EPF).
Este artículo da algunas pautas para protegerse del sol en primavera y aporta recomendaciones para que toda la familia disfrute de una piel sana.
Aunque diversas asociaciones científicas, como la Skin Cancer Foundation, recomiendan utilizar cremas con factor de protección solar en todas las épocas de año, la realidad es muy distinta.
Pocas personas las usan en los periodos de más frío, como el invierno. Sin embargo, con la primavera recién estrenada, los especialistas insisten en que los primeros baños de sol pueden ser perjudiciales e, incluso, no es extraño, según el tipo de piel, sufrir las primeras quemaduras por el sol al realizar actividades al aire libre en esta estación del año.
Cuidado con el sol en primavera
Los rayos del sol en primavera son lo suficientemente fuertes como para no olvidar la protección frente a ellos, con cremas con factor de protección, viseras, gafas y ropa.
Además, en esta época del año, la piel es mucho más vulnerable, sobre todo la de los niños pequeños, y hay más probabilidades de sufrir quemaduras en las primeras exposiciones.
Esto se debe a que todavía no se ha estado expuesto al sol lo bastante y el organismo no ha tenido tiempo de producir el pigmento endógeno que confiere protección natural: la melanina.
La piel blanca (indefensa) necesita más protección después de haber pasado el invierno a cubierto, bajo capas de ropa. Y cuando la piel adopta una coloración rojiza, el daño ya está hecho.
Hay que recordar que, a pesar de que los síntomas de la quemadura solar se resuelven a corto plazo, la piel tiene memoria y los daños cutáneos son permanentes.
Los estragos por exceso de sol sufridos en la infancia y en la adolescencia suelen manifestarse en la edad adulta, en forma de melanoma. El 90% de los melanomas está relacionado con la exposición a los rayos UV.
Para minimizar el riesgo de quemaduras en primavera, es mejor empezar a tomar el sol de manera paulatina, sin olvidar las normas de fotoprotección durante las actividades al aire libre, como salir de paseo o al montar en bicicleta, entre otros, además de llevar a la práctica las siguientes pautas:
Protegerse de la exposición solar, buscar las sombras y evitar exponerse al astro rey durante las horas centrales del día.
Usar indumentaria para proteger la piel como gorras, viseras, sombreros, pañuelos, gafas de sol y camisetas.
Utilizar fotoprotectores solares que se deben aplicar antes de salir de casa, media hora antes de exponerse al sol, en cantidades generosas y repetir la aplicación tanto como sea necesario (por exceso de sudoración o por prolongar el tiempo de exposición).
Los primeros días hay que usar índices más altos y adecuados a cada fototipo de piel.
Y, de la misma manera que en verano, hay que seguir estas normas incluso si el día está nublado.
Piel sana para toda la familia
Para mantener la piel en las mejores condiciones posibles que le permitan llevar a cabo su función, el Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET), de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), señala siete puntos clave:
1. Proteger la piel de las radiaciones solares.
2. No exponer a bebés menores de seis meses directamente al sol. Además, tal y como advierten desde la Asociación Americana de Pediatría, no es aconsejable aplicar cremas con protección solar a los menores de esta edad (su piel es muy susceptible a los agentes químicos que contienen estas cremas) y señalan que solo si fuese necesario (cuando la ropa de protección y la sombra no están disponibles o no son suficientes), se empleen las "específicas para bebés" y en zonas muy concretas del cuerpo, como cara y dorso de las manos.
3. Educar a los hijos, desde pequeños, en la prevención solar. Y una de las maneras es dar ejemplo siguiendo los hábitos adecuados.
Los especialistas insisten en que hay que informar a los adolescentes de los efectos nocivos de la sobreexposición solar.
4. Revisar lunares, manchas y pequeñas imperfecciones. También la campaña Euromelanoma reitera que hay que examinar la piel, al menos, una vez al mes y prestar especial atención a las manchas que han cambiado de color o forma, son diferentes al resto, son irregulares, tienen un tacto áspero, son de varios colores, miden más de cinco milímetros, pican, sangran, tienen una superficie brillante o parecen una herida que no cicatriza.
Hay una regla nemotécnica que puede ayudar a recordar: el ABCDE (siglas de Asimetría, Bordes irregulares, Color, Diámetro superior a 6 mm y Evolución).
6. Seguir una alimentación apropiada, rica en verdura y fruta, y limitar las grasas de origen animal.
7. Tener en cuenta los hábitos tóxicos, como el tabaco, el alcohol y otras sustancias, ya que perjudican el equilibrio y las funciones de la piel.
Los especialistas del GEDET también exponen que hay que tener en cuenta que el paso de los años y determinadas circunstancias que acontecen en la vida de las personas puede propiciar alteraciones de la piel.
Y, de la misma manera, exhortan que, ante cualquier duda, se consulte con un dermatólogo, que es el especialista centrado en el cuidado de la piel y en el diagnóstico y tratamiento de sus enfermedades y las de uñas, pelos y mucosas.
Etiquetas: bronceado, melanoma, piel, quemadura, rayos, sol
Por MONTSE ARBOIX
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