Cinco recetas básicas para estrenarse en la cocina
Propuestas deliciosas, económicas y muy fáciles de hacer con verduras, legumbres, pasta, carne y pescado
Imagen: haveseen
Ser joven e independiente conlleva unos cuantos desafíos, entre ellos, el de cocinar solo por primera vez. La experimentación gastronómica deja de ser una afición para convertirse en rutina. Y, aunque el huevo frito o la pasta de sobre están bien para una vez, no puede basarse en ellos la alimentación de toda una semana.
Además de la poca experiencia en los fogones, por lo general a estas edades se tiene poco dinero, mucho apetito y no demasiado tiempo para cocinar.
En este artículo se ofrecen para los principiantes cinco recetas básicas que, además de ser muy ricas, son baratas, muy sencillas y admiten variaciones en los ingredientes.
Antes de cocinar, hacer la compra (y planificarla)
La cocina requiere cierta planificación. Si no se tiene un buen "fondo de armario", no basta abrir la nevera o la despensa, ver qué se encuentra y, a partir de ahí, realizar la receta.
Aunque a veces pueda ocurrir y se deba improvisar, lo idóneo es hacer una pequeña planificación a dos o tres días vista, confeccionar una lista de la compra de productos frescos y de despensa y preparar con ellos las recetas que se hayan pensado.
Gracias a las conservas -tanto de legumbres como de verduras- es posible elaborar platos tradicionales y nutritivos sin pasar horas pendientes del fuego. Así que habrá que emplear una combinación de ingredientes en conserva, congelados y frescos para la ejecución de las recetas. Esto facilitará la realización, sobre todo, porque se acortarán mucho los tiempos de cocción.
La cocina también es experimentación bien entendida, evolución y variaciones, por lo que a partir de una receta básica se puede probar con otros ingredientes para acercarla a los gustos personales.
Las cinco recetas que se explican en este artículo, una vez elaboradas y probadas, darán ideas para llevar a cabo otras nuevas.
1. Crema de calabacín con picatostes
Las cremas de verduras son sencillas de preparar. Se pueden hacer en una gran cazuela, triturarlas y distribuirlas en varios recipientes aptos para el frío. Así se pueden congelar y tener como reserva saludable y práctica para cuando se necesiten.
Esta receta se elaborar con calabacín como ingrediente principal, pero también se puede con calabaza, zanahoria, puerros, vainas... en función de nuestros gustos.
Primero, se vierten cuatro cucharadas de aceite de oliva en una cazuela. Se sofríen allí un diente de ajo pelado y media cebolla pelada y cortada en tiras.
Cuando la cebolla esté blandita y amarillenta, se añade una patata pelada y troceada y un calabacín mediano pelado y troceado.
Se cubre con agua justo hasta donde están las verduras y se deja cocinar con la cazuela tapada y con hervor suave y continuo durante 30 minutos.
Cuando se vea que la patata está blanda, se saca la cazuela del fuego y se trituran las verduras con ayuda de la batidora, hasta que quede una crema muy fina. Se prueba y se pone a punto de sal.
En el momento de servir, se acompaña con unos trocitos de pan que se habrán frito previamente en una sartén con un poco de aceite caliente (también se pueden comprar los picatostes hechos).
2. Lentejas con chorizo
Esta es una receta muy sencilla que se puede realizar también con otras legumbres, como alubias (rojas o blancas) o garbanzos. En este caso se utilizarán unas lentejas ya cocidas, en conserva.
Se vierte un vaso de agua en una cazuela para cocer durante cinco minutos unas rodajas de chorizo de sarta.
A continuación, se agregan seis cucharadas de salsa de tomate, dos cucharadas de aceite de oliva y un bote de 250 gramos de lentejas cocidas.
Se añade otro vasito de agua, justo hasta cubrir las lentejas, y se cocinan durante 25 minutos con un hervor suave y continuado. Se prueba y se pone a punto de sal antes de servir.
3. Pasta a la carbonara
Es uno de los platos italianos más conocidos y fáciles de elaborar. Hay unas cuantas variantes de esta receta -con huevo o con nata-, pero a continuación se explica la más sencilla, la que se hace con nata.
Esta receta se puede preparar con cualquier tipo de pasta: desde espaguetis y macarrones, hasta caracolas o lacitos.
Esta receta se puede preparar con cualquier tipo de pasta: desde espaguetis y macarrones, hasta caracolas o lacitos.
Se cuece la pasta en agua hirviendo con sal (unos ocho minutos). Mientras, se prepara la salsa para que esté lista a la vez que la pasta. En una sartén amplia, se sofríe a fuego medio un poco de bacón troceado en daditos.
Se escurre la grasa del salteado y, en ese momento, si ya está cocida la pasta, esa también se escurre y se vierte en la sartén con el salteado de bacón.
En un bol se bate un vaso de nata líquida con una cucharada de queso parmesano rallado, el perejil picado y una pizca de sal y pimienta.
Esta mezcla se vuelca a la gran sartén donde están la pasta y el salteado. Se mueve de manera rápida, para que la salsa quede cremosa sobre la pasta y, de inmediato, sin dejar que se cuaje en exceso, se sirve en los platos. Se termina de decorar con una pizca de pimienta blanca recién molida.
4. Pollo asado a la cerveza
Este plato sencillo y económico se puede hacer con un pollo entero, y preparado para asar, o troceado. También se puede elaborar solo con alitas o solo con muslos. Se necesitarán unos 90 minutos para asarlo, pero desde luego que merece la pena.
Hay que cortar el pollo limpio en ocho trozos, o limpiar y dejar entero para asar. Se sala la superficie de las piezas y se les da un toque de alegría con una pizca de pimienta molida.
Se pelan y pican los dientes de ajo y se mezclan con el zumo de un limón, para después untar con esta mezcla la base de la bandeja de horno.
Sobre ella se colocan los trozos de pollo salpimentados, se riega con el contenido de un botellín de cerveza y se introduce en el horno a 200 ºC durante 90 minutos, mojando de vez en cuando con los jugos del propio asado.
5. Merluza en salsa verde
Esta receta con pescado en salsa que se puede elaborar con merluza, bacalao, rape o cualquier pescado blanco un poco grande.
Se puede utilizar el pescado tanto fresco como congelado, en filetes o en rodajas. El resultado será fantástico.
Se prepara en primer lugar la salsa verde. Se trocea un par de dientes de ajo pelados y se sofríen en una cazuela con aceite templado.
Cuando comiencen a cocinarse (pero sin que cojan color), se añade una cucharada de harina, se remueve hasta que se forme una papilla y se vierte un vaso de agua.
Se deja que se cocine hasta que se haga una crema fina sin grumos, se pone a punto de sal y se añade perejil picado. Se deja que dé un hervor de dos minutos.
Una vez elaborada la salsa, se introduce en ella el pescado limpio y troceado y se cocina durante tres o cuatro minutos para que no se seque en exceso.
Se saca la cazuela del fuego y se deja reposar durante cinco minutos antes de servir. Una receta sencilla y deliciosa, para subir al nivel semiprofesional.
Etiquetas: cocinar
Por PEIO GARTZIA
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