No podemos impedir que los menores se conecten a Internet, lo mismo que tampoco podemos privarles de las nuevas tecnologías. Sin embargo, es una realidad que Internet es un lugar muy peligroso: páginas de adultos, apuestas, estafas, contactos… la red está plagada de este tipo de contenidos que, de caer en manos del menor, pueden acarrear muchos problemas. Por ello, una de las primeras ideas que se nos viene a la mente es usar un programa de control parental . Sin embargo, es posible que no sea tan buena decisión como parece.
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