Testamento digital: ¿para qué sirve?

Este documento nace a raíz de la incertidumbre sobre qué ocurre con la vida digital de una persona cuando muere
 
                                  
                                   Imagen: Gulsen Ozcan
 
¿Quién hereda las cuentas de correo electrónico de una persona que fallece? ¿Qué pasa con los contenidos que ha compartido y almacenado en redes sociales y "nubes" de todo tipo? ¿Quién avisa a sus amigos y conocidos virtuales de su deceso? Y sus cuentas y sistemas de pago on line, ¿quién puede desactivarlos?



La legislación todavía no es del todo clara a este respecto y, además, es posible que los familiares de una persona que ha muerto tengan que pasar una buena temporada indagando el modo más rápido para borrar todos los rastros de su vida digital una vez haya fallecido.

Sin embargo, un sencillo documento llamado testamento digital puede acortar mucho el proceso. En este artículo se aportan todas las claves.

Testamento digital ante un notario

El testamento digital no es una figura que difiera apenas del testamento normal que hacen todas las personas a una determinada edad ante un notario.

De hecho, la vía más tradicional de hacer testamento digital sería acudir a un notario y redactar un documento con todos los servicios de correo, de almacenamiento de datos o páginas web, redes sociales o de sistemas de crédito y pago donde se tiene cuenta abierta en Internet.

Además, hay que explicar qué se quiere que se haga con ellos: si se deben cancelar o si se desea que se sigan pagando las cuotas anuales en caso de que sean servicios de pago.

O bien, si se quiere que desaparezca o no toda la información relativa a la persona que haya en estos servicios o si se prefiere que sea remitida a sus familiares para que la conserven.

Una opción que se debe contemplar es la de adjuntar en el documento todas las claves de entrada y nombre de usuario en los distintos servicios. No obstante, si se cambia de contraseña con frecuencia, tal como se recomienda, no se puede acudir al notario a modificar el testamento cada vez que se haga.

En el testamento también es importante indicar qué personas serán las encargadas de hacer las gestiones, o al menos de aprobar su identidad para que otros las realicen, relativas a la vida personal en la Red.

También se pueden dejar indicaciones como a quién de los contactos hay que avisar en persona del cese de las actividades vitales del usuario, o si se desea una página en Facebook dedicada y con obituario, o una foto en Instagram, un tuit de despedida a modo de epitafio, etc.

Una ventaja ante las políticas de algunos servicios

De todos modos, y aparte de la voluntad personal, cada servicio tiene su particular política respecto a estos casos tan especiales.

Algunos buscan la facilidad de gestión, como es el caso de Google, que implementó en 2013 el apartado Administrador de cuentas inactivas, al que deben remitirse los familiares del finado para gestionar el fin de la actividad en Google+, Gmail, Google Drive y otros productos del buscador.

Este, tras comprobar el grado de parentesco que se tenga con el fallecido, dará de baja las cuentas.

En este sentido, el testamento digital puede clarificar mucho qué es lo que se quiere que Google haga con el material que se tenía cuando la persona vivía.
 
Sin embargo, las voluntades del testamento pueden, en ocasiones, chocar con las condiciones de uso de ciertos servicios y empresas.

Así, Apple considera que el derecho de la persona sobre todos los contenidos comprados en la tienda iTunes, o conservados en iCloud o iTunes Music Match, terminan con la muerte, por lo que tras comprobar que esta ha sucedido, puede dictaminar su destrucción.
 
Por lo tanto, en el testamento conviene fijar si se quiere que con las contraseñas que se facilitan se pueda descargar material a un disco duro privado, por ejemplo, fotografías o canciones adquiridas.

Lo mismo sucede con las imágenes guardadas en Flickr. En principio, al morir se deja de pagar la cuota anual y se pierde derecho sobre ellas, pero mientras se ostenta la titularidad, se puede permitir a los descendientes que gestionen la baja y antes se descarguen a un ordenador las fotos.

En otros casos, como es el de Facebook, existe una página para comunicar el fallecimiento por parte de un familiar.

La red comprueba la veracidad de la noticia y después deja convertir la página del difunto en una especie de panteón digital conmemorativo.

Instagram tiene una página con el mismo cometido y permite las mismas acciones que en Facebook.

Twitter también tiene su página de notificaciones y tras el estudio de la documentación aportada procede al borrado de la cuenta.
 
Si tenemos las claves del fallecido, porque él las ha dejado en el testamento digital, podemos salir nosotros mismos de muchos de estos servicios o borrar los contenidos sin necesidad de tantos prolegómenos.

Sin embargo, el asunto es más delicado en el caso de servicios de almacenamiento y sincronización de datos tipo Dropbox, porque podríamos ser acusados de suplantación de la personalidad y acceso a archivos privados.

En tales supuestos, y para curarse en salud, es mejor ponerse en contacto con el servicio y comunicar el fallecimiento a fin de que sean ellos los que borren los archivos almacenados en sus servidores y den de baja la cuenta.

Esto no quita que con las claves del finado, y siempre que así lo indique él en su testamento, podamos hacer copias de determinados archivos o solicitarlas al servicio en cuestión.

Servicios de testamentos on line

                        
                         Imagen: Netarius
 
Existen ciertos servicios web que serían el equivalente de un notario pero en digital. Netarius es uno ellos.

En su sitio, y previa elección del servicio que se quiera, se pueden dejar en un formulario o archivo las últimas voluntades y las claves de los servicios que se utilizan.

Estos datos se envían a unos servidores seguros, donde esperan el momento del fallecimiento de la persona. Hay que dejar alguna indicación de que se tiene contratado el testamento con ellos, algo que comprobarán con el certificado de defunción.

Una vez certificada la muerte, Netarius ejecutará todas las gestiones que se le habían pedido, que pueden ir desde la descarga de archivos y entrega de copias de los mismos a determinados usuarios, a la elaboración de páginas conmemorativas o el cierre de cuentas de servicios.
 
Tellmebye es un servicio con los mismos cometidos y orientaciones que, además, ofrece encargarse de almacenar los archivos que se deseen retirar de diferentes redes y sitios, para entregárselos a las personas que se hayan indicados.
 

Etiquetas: muerte, privacidad, redes sociales, testamento digital


Por JORDI SABATÉ
 
  

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