Los mayores se preocupan por su alimentación y se cuidan
Encuestadas 1.200 personas de 65 a 80 años para conocer sus hábitos y sus dificultades en el consumo de productos alimenticios
Nuestro planeta envejece y lo hace a pasos agigantados. En España, según el INE y el IMSERSO, el 17% de la población española tiene 65 años o más (un total de 7,5 millones de personas).
Salvo que se produzca una fuerte inmigración, esas personas supondrán un 31% de la población en unos pocos años (16,4 millones de habitantes).
Habrá, por tanto, más gente con 65 años en plenas facultades físicas, mentales y con vida activa. Pero también se incrementará el colectivo de 80 años, con autonomía reducida y dificultades físicas.
En definitiva, en 2050, España será el segundo país del mundo con la población más vieja, solo por detrás de Japón.
Para no perder de vista a esta población de futuro, HISPACOOP (la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios a la que pertenece Fundación EROSKI) ha querido acercarse a ellos con el fin de conocer sus hábitos y sus dificultades y necesidades en el consumo de productos alimenticios.
Para ello, entre octubre y noviembre, realizaron un total de 1.200 entrevistas a personas de entre 65 y 80 años, ubicadas en lo que hoy en día se denomina la Golden Age (de 65 a 75 años) y la Grey Age (de 75 a 90 años).
Todos ellos vivían en su propio hogar en las 17 comunidades autónomas del país (no se incluyó a la población mayor residente en unidades y centros asistenciales).
¿Quiénes son?
Un 54% de los 1.200 entrevistados son mujeres. El grupo de edad más numeroso es el de 65 a 69 años (suponen un 40%), mientras que un 30%, respectivamente, tienen de 70 a 74 años y de 75 a 80 años.
Además, el 42% tiene un nivel de estudios primarios, el del 34% es un nivel medio y solo el del 14% es superior. Solo el 10% carece de formación reglada, una proporción que se incrementa a medida que se avanza en la edad.
Por otra parte, el 53% de los mayores consultados vive exclusivamente con su pareja y un 26% forma un hogar unipersonal.
Solo el 16% convive con hijos o nietos y, de ellos, cuatro de cada cinco siempre lo ha hecho.
Al resto, esta situación le ha sobrevenido en los últimos años a consecuencia de la crisis económica, la pérdida del cónyuge o por una pérdida de salud o autonomía, entre otros motivos.
En cuanto al nivel de renta, el 42% dispone de unos ingresos mensuales situados por debajo de los 1.000 euros, el 23% se ubica en la banda de los 1.000 a 1.500 euros y el 15% ingresa más de 1.501 euros.
Es destacable que dos de cada diez participantes de la encuesta no hayan querido aportar esta información.
Por último, el 54% valora su estado de salud como bueno o muy bueno, aunque el 38% dice sufrir achaques propios de la edad (que, sin embargo, no les invalidan para llevar una vida normal).
Como es natural, a medida que se incrementa la edad, crece el volumen de entrevistados que sufre achaques o valora su salud como mala o muy mala.
La alimentación importa
La crisis económica tampoco ha dejado indiferente a los mayores de 65 años. Este colectivo también ha notado una pérdida de poder adquisitivo en los últimos años.
Pese a ello, la alimentación continúa siendo fundamental para ellos y la siguen cuidando porque, por regla general, están convencidos de que hacerlo les ayuda a mantener un buen estado de salud. Así lo afirma el 98% de los mayores entrevistados.
En este sentido, debido a los cambios en la composición corporal y al descenso general de la actividad física, las personas mayores deben tomar un menor número de calorías y también asegurar un aporte adecuado de proteínas de calidad para compensar la pérdida de masa muscular.
Así, en las comidas principales (desayuno, comida y cena) han de estar presentes alimentos energéticos como el pan, el arroz, la pasta, las patatas y las legumbres.
Los alimentos ricos en proteínas de mayor calidad son los de origen animal (carnes, pescados, huevos y derivados). Es preferible el corte más magro y cocinar de manera sencilla (plancha, horno, microondas, parrilla o estofado con poco aceite).
Entre horas, es aconsejable elegir frutas y lácteos sencillos que ayudan a equilibrar el menú diario con su aporte de fibra, vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes.
Tampoco se debe olvidar el agua, de seis a ocho vasos al día (siempre en función de la época del año y del ejercicio que se realice).
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