Aldeas Infantiles - La voz de nuestros jóvenes
“A la Aldea llegas sin nada; ellos te lo ofrecen todo.”
Mamen entró en la Aldea Infantil SOS de Granada con sus hermanos cuando tenía 3 años. Su situación familiar era insostenible. Hoy tiene claro lo que espera de la vida. Y trabaja duro para conseguirlo.
Mamen y sus cuatro hermanos fueron acogidos en Aldeas Infantiles SOS porque su familia biológica, desestructurada y en una difícil situación, no podía darles el amparo, el afecto y la educación que necesitaban.
En su nuevo hogar, los niños encontraron por primera vez un ambiente seguro en el que poder desarrollarse.
Mamen expresa ese cambio de un modo sencillo, pero con todo el sentido de las emociones hondas: “la madre SOS que ha estado aquí conmigo es como una madre normal; una madre que te apoya y te quiere”.
Cuando llegó el momento de decidir, Mamen, que mantenía el contacto con su familia biológica, optó por seguir viviendo en la Aldea Infantil SOS.
En su corazón, allí estaban su casa y su verdadera familia: “mi hogar de toda la vida”.
Pasó el tiempo. Aquella niña creció. Y con ella crecieron sus sueños y la fuerza para hacerlos realidad.
Hoy Mamen tiene el título de Magisterio y está estudiando en el INEF para convertirse en profesora de educación física.
En ese afán confluyen dos rasgos centrales de su personalidad: su amor al deporte –practica intensivamente natación, baloncesto y fútbol– y su certeza de que es esencial tener un buen trabajo para asegurarse la independencia económica.
Por eso se ha esforzado mucho para llegar a ser una buena estudiante. Y cuando habla de esos objetivos y de que además le gustaría llegar a formar una familia lo hace con toda la fuerza de quien tiene las ideas muy claras y la singular madurez de alguien que ha ordenado positivamente su pasado, su presente y su futuro.
Mamen es un buen ejemplo de lo que, en realidad, constituye la misión última de Aldeas Infantiles SOS: lograr que los niños desarrollen su potencial hasta convertirse en jóvenes independientes y activamente integrados en la sociedad adulta.
Por eso, el apoyo a los chicos es constante hasta que encuentran su lugar en el mundo... y aun después. Bajo el lema “Ningún niño sin hogar” se despliega todo un proyecto de integración que va más allá de la mera asistencia temporal.
La responsabilidad social hacia la infancia y la juventud sólo encuentra su justa dimensión cuando se asegura a cada individuo el cumplimiento de sus derechos, paso a paso y día a día, hasta el momento de su emancipación.
Se calcula que sólo en España hay unos 500.000 niños que necesitan apoyo social. Eso da una idea de la magnitud de la tarea que Aldeas Infantiles SOS tiene por delante.
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